“Como
dejar las mochilas emocionales”
Como seres humanos, todos queremos ser felices y estar libres de la
desgracia, todos hemos aprendido que la llave de la felicidad es la paz
interna. Los mayores obstáculos para la paz interna son las emociones
perturbadoras como el odio, apego, miedo y suspicacia, mientras que el amor y
la compasión son las fuentes de la paz y la felicidad (Dalai Lama)
Por:
Lic. Cesar Ramos.
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cesarramos77@hotmail.com
Whatsapp:
1 (809) 436-5792.
Thinker
Group.
ITB.
Caminas,
caminas y caminas por las calles donde habitualmente te relacionas con la
gente, te sientas en la cafetería para picar algo antes de continuar, reflexionas
sobre tu día anterior, y piensas en todos los planes que tienes para hoy.
Tienes una agenda apretada; debes ir de compras al súper, dejar los niños en el
colegio, te acuerdas que hoy tienes junta, pero además te acuerdas de que debes
prepararte para una exposición etc.… buscando un momento de respiro te
detienes en el parque. Quizás tan solo
buscas despejar la mente pero, no puedes dejar de notar en los rostros de la
gente que pasa frente a ti el reflejo de ira, su miedo, su angustia y sus
cargas emocionales, es como si se materializara en sus miradas tristes y
preocupadas, iracundas, en sus hombros encorvados, lo notas en el lenguaje
corporal de la gente que pasa frente a ti, te das cuenta de que las cosas van
de mal en peor cuando escuchas al conductor gritarle al de al lado, tocarle bocina
al del frente, maldecir al agente de transido, y de repente abres tu mochila y
comienzas a sacar una cosa tras otra… empiezas a sacar todo lo que traes
cargado en tu espalda; sacas a un lado, los recuerdos dolorosos de tu infancia,
al otro lado pones las ofensas que has acumulado por años, por aquí pones tu
orgullo herido, por allá, las lagrimas, por aquí los miedos, por otro lado la
ira, el enojo, no muy lejos dejas caer el recuerdo de momentos dolorosos, tus
fracasos, bien envuelto traes un corazón roto, así sucesivamente pasas lista de
todo lo que has acumulado con los años. Luego que acariciarlos un rato, vuelves
a poner todo en su lugar, aun cuando reconoces que la carga es muy pesada para,
decides no dejar nada fuera, te dices a ti mismo o a ti misma que si otros
pueden con sus cargas tú también puedes con las tuyas creyendo firmemente es tu
responsabilidad cargar tu cruz y piensas a demás que no hay opción, con todo y
eso debes seguir adelante, te pones de pie, pones tu mochila sobre tu espalda y
te mesclas entre la gente, rápidamente te confundes entre el montón… ¿Cómo
distinguirte entre tanta gente? Sabiendo que todos llevan cargando a cuesta sus
propias mochilas; en fin así todos se terminan pareciendo.