Trastorno negativista
desafiante.
Lic. Cesar Ramos.
Psicólogo Clínico.
ITB.
Cuando los niños muestran un comportamiento desafiante frente a
las figuras de autoridad como: enojo, irritabilidad, falta de cooperación,
actitud negativa, estos comportamientos suelen darse en presencia de los
padres, maestros, compañeros y otras figuras de autoridad. A esto se le conoce como “Trastorno
negativista desafiante” y en el DSM-5, está incluido dentro de los
trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta y hace referencia
a problemas relacionados con la regulación de los impulsos y regulación de las
emociones.
El trastorno negativista desafiante, se define como: un patrón de
enfado/irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por
lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos por cuatro síntomas de la
lista siguiente y se exhibe durante la interacción con un individuo que no sea su hermano. La angustia y la preocupación
que los niños con un trastorno negativista desafiante provocan en los demás son
mayores que las que ellos experimentan.
Enfado/irritabilidad:
- ·
A menudo pierde la calma.
- ·
A menudo esta susceptible o se molesta con
facilidad.
- ·
A menudo está enfadado y resentido.
Discusiones/actitud desafiante:
- ·
Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de
los niños y los adolescentes.
- ·
A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de
figuras de autoridad o normas.
- ·
A menudo molesta a los demás deliberadamente.
- ·
A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal
comportamiento.
Vengativo:
- ·
Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos
seis meses.
¿Qué causa el trastorno negativista desafiante?
La causa del trastorno negativista desafiante no se precisa por el momento, sin embargo, existen
varios enfoques teóricos que hacen referencia a los orígenes del mal
comportamiento en los niños.
Eric Ericsson definió la segunda etapa del desarrollo como la de autonomía versus
duda, en esta etapa el niño busca establecer un sentido de independencia de los
demás, con esta etapa los niños quieren mostrar control y establecer sus
propios límites, durante este periodo los niños quieren hacer una elección entre unas cosas y otras, esta etapa comienza
pasado el año de edad y dura aproximadamente hasta los dos años y medio. A esta etapa se le
denomino la etapa del “NO” porque los niños suelen decir no, no, no. Una crisis en esta etapa
puede dar como resultado que el niño se convierta en alguien que ofrece
resistencia ante las normas y las figuras de autoridad.
Sigmund Freud también hizo referencia el origen del
comportamiento disruptivo en su teoría del desarrollo. En su teoría psicosexual, Freud
definió la primera etapa del desarrollo como la etapa oral, en la misma
la fuente de placer y conflictos en él bebe es la boca y la
segunda etapa del desarrollo como la etapa anal, esta se caracteriza por el
control de esfínteres, esto quiere decir que en su desarrollo el niño muestra
dominio y control al controlar lo que sale de su cuerpo, es decir eligiendo
cuando orinar o defecar, la fuente de placer y los conflictos del niño se
encuentra en el ano. Freud advirtió de que una fijación en estas etapas es la
causa de los comportamientos inadecuados como un comportamiento sádico y pobres
controles internos, inmadurez y poca tolerancia a la frustración.
Alfred Adler también hizo referencia a la conducta inapropiada
de los niños como un fracaso en la búsqueda de un sentido de pertenencia. Adler
dijo que los niños son seres inherentemente sociales y que por tanto buscan
encajar en la sociedad de un modo positivo, si fracasan en hacerlo de un modo
positivo, buscaran hacerlo de un modo negativo.
La teoría del aprendizaje establece que el comportamiento
disruptivo en los niños se da como resultado del aprendizaje al observar el comportamiento de los demás. Es decir que los niños
aprenden de lo que ven hacer a las personas que están a su alrededor como padres,
demás niños y figuras de autoridad. Los reforzadores que obtiene
por su mal comportamiento, es lo que mantiene o aumenta la intensidad de los
comportamientos.
¿A quiénes afecta el trastorno negativista desafiante?
Los trastornos del comportamiento, como categoría, son sin duda
la causa más común de remisión a los servicios de salud mental para niños
y adolescentes. Las estadísticas indican que el trastorno negativista
desafiante afecta a entre un 10 por ciento y un 15 por ciento de los niños y
adolescentes de la población general.
¿Cómo se diagnostica el trastorno negativista desafiante?
Los padres, maestros y otras personas en posición de autoridad
del entorno del niño o del adolescente suelen identificar al niño o adolescente que
tiene el trastorno negativista desafiante. Por lo general el
diagnostico se realiza mediante la intervención de un profesional
acreditado como un psiquiatra infantil o un psicólogo clínico.
Existen varios instrumentos de evaluación del comportamiento que ayudan
a corroborar un diagnostico como: el perfil de desarrollo (DP-3) el
sistema de evaluación de la conducta adaptativa (ABAS-3) la batería de socialización
(BAS-2) o la evolución funcional de la conducta, estos y otros instrumentes que ayudan
a evaluar tanto el comportamiento como el estado emocional de los niños junto
con una buena clínica y los criterios diagnósticos del DSM-5 pueden
confirmar la presencia del trastorno negativista desafiante.
Tratamiento del trastorno negativista desafiante:
Es bueno recordar que el trastorno negativista desafiante
involucra problemas relacionados con la regulación del comportamiento y problemas relacionados
con la regulación de las emociones por tanto sabiendo esto podemos decir que el
tratamiento debe ir dirigido en esas dos direcciones, una es manejar los
comportamientos inapropiados y la otra en enseñar al niño a manejar las
emociones negativas. El tratamiento será determinado por el profesional que hace la intervención
basándose en lo siguiente:
- La edad, estado general de salud e historia médica del niño (o
adolescente).
- Qué tan avanzados están los síntomas del niño (o adolescente).
- La tolerancia del niño (o adolescente) a determinados
medicamentos, procedimientos o terapias.
- Sus expectativas para la trayectoria de la condición.
- Su opinión o preferencia.
El
tratamiento puede incluir:
Psicoterapia
individual
La psicoterapia individual para el trastorno negativista desafiante suele emplear
un enfoque cognitivo-conductual, entre las opciones de tratamiento podemos encontrar
el método (ABA) análisis de la conducta aplicado.
Terapia
conductual
La terapia conductual puede utilizar la modificación de conducta
para extinguir los comportamientos inapropiados e instaurar comportamientos más adaptativos a través de programas
como la extinción, el refuerzo positivo o el castigo.
Terapia
familiar
La terapia familiar tiene a menudo como objetivo la introducción
de cambios en la familia, como por ejemplo, mejorar la capacidad de
comunicación y fomentar la interacción entre los miembros de la familia. Mejorar la dinámica familiar
y la crianza, también ofrece apoyo a los padres para enfrentar y superar las
dificultadas sin que estas lleguen a fragmentar el núcleo familiar. A menudo la terapia
familiar va acompañada de otro enfoque sienta esta un complemento a la intervención
directa con los niños.
Terapia ocupacional
La terapia ocupacional también es un recurso utilizado en la intervención
de niños con trastorno negativista desafiante. Con esta se busca que el
niño aprenda comportamientos adaptativos dentro de un ambiento lo más parecido a lo cotidiano,
ya que en algunos casos la terapia conductual no logra que el niño generalice
los comportamientos apropiados o que el comportamiento inapropiado regrese
luego de la intervención conductual en estos casos es aconsejable un
tratamiento como este que permite que el niño aprenda dentro de un ambiente
interactivo como los deportes, actividades artísticas o el aprendizaje de
tareas específicas.
Terapia de juego
La terapia de juego, es otro instrumento de intervención utilizado
ampliamente en niños con comportamiento disruptivo como el trastorno
negativista desafiante, a través del juego
se busca establecer una relación de confianza entre el niño y el terapeuta
de juego, que el niño obtenga insight dentro de su estilo de vida, para provocar
cambios en su comportamiento.
Terapia
de grupo
La terapia de grupo con los compañeros a menudo se enfoca en
desarrollar y utilizar las capacidades sociales e interpersonales para desarrollar las
competencias adaptativas de los niños y adolescentes con el trastorno negativista
desafiante.
Medicamentos
El uso de medicamentos en los niños con trastorno negativista
desafiante al igual que otros trastornos como el déficit de atención o el
trastorno del espectro autista son utilizados como último recurso cuando es
necesario.
A pesar de los avances que ha tenido la psicología, se habla muy
poco del trastorno negativista desafiante. Quizás debido a que muchos de los
comportamientos inapropiados en los niños están relacionados con un bajo
rendimiento escolar o trastornos del estado de ánimo, es decir que se le
suele asociar a otros factores, por ejemplo en los últimos años a tomado gran
relevancia el trastorno del espectro autista y en muchos casos se le atribuye este diagnóstico a un niño por mostrar
pocas habilidades de interacción social por ejemplo un niño retraído, en otros casos se le
atribuye un trastorno de hiperactividad con déficit de atención a un niño
debido a que se corretea dentro del salón de clases y que al parecer no presta atención
a la maestra sin embargo en ambos casos luego de una evaluación clínica se ha
llegado a la conclusión de que los niños no encajan dentro de los criterios diagnósticos para dichos trastornos. Debido
a que los comportamientos disruptivos se presentan en varios contextos, suelen
afectar el rendimiento académico y por lo tanto en muchos de los casos la intervención se centra en los aspectos del
aprendizaje más que en la conducta, es bueno recordar que el trastorno
negativista desafiante, no solo tiene un aspecto comportamental, sino que gran
parte del problema se asocia con las emociones, por tanto, el diagnóstico y la elección del tratamiento
debe ir dirigidos no solo a corregir el comportamiento sino también en
enseñarle al niño a manejar las emociones.
Al trabajar en un centro que se enfoca en niños con necesidades especiales como son niños con
Trastorno del Espectro Autista, Parálisis Cerebral y Síndrome de
Down, uno se da cuenta que la variedad en la búsqueda de ayuda por parte de los
padres es muy amplia. En muchos de los casos uno puede ver que la mayor dificultad para
superar los problemas que agobian a las familias no se encuentra ni en la evaluación,
ni el diagnostico, sino en la elección del tratamiento y el seguimiento
que debe darse, por ejemplo; he visto
casos de niños que son evaluados una y otra vez dando como resultado el mismo
diagnostico una y otra vez, sin embargo no se precisa si hubo un tratamiento y
un seguimiento debidamente estructurado. Por lo general a los
padres se les entrega una lista con las recomendaciones que hace el evaluador
aunque acertadas por si mismas no pueden ser de ayuda si los padres no saben cómo aplicarlas. Cambiar años de mal
comportamiento no es tarea fácil y requiere de la participación de todas
aquellas personas que forman parte del entorno del niño, el profesional juega
un papel importante en la intervención pero los resultados positivos requieren
del compromiso de los padres, maestros y todas aquellas personas que puedan
colaborar para mejorar la calidad de vida del niño o adolescente.
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