“Como le hablas a la tempestad”
César Ramos
Que la oscuridad no te lastime las pupilas, ni el estruendo atormente tu corazón, no temas mojarte con la lluvia y tampoco el barro te amedrente, si el cielo se ilumina con un relámpago imprudente, que no te confundas con el destello y el ruido, el ruido que penetra sin permiso y estremece tu cuerpo y atormenta al más feroz de los canes, si lo permites, te harán ver todo más grande de lo que es.
No seas como el niño bajo la lluvia, tímido espera la calamidad, se cómo el niño incauto, que despreocupado se lanza y baila al ritmo de las gotas insidiosas que se apresuran a caer y cual bufón se mofa de la desgracia ajena, la del tendedero y el albañil.
Cuando pasan las nubes dejando tras de sí la eterna humedad, celebra que un rayo de luz se aproxima con paciencia, sin prisa, con la seguridad con que se aguarda a quien ha de venir, sin contar las horas como quien va de prisa.
Sé paciente y disfruta, que tras la lluvia se avista nueva vida bañada de roció, vida que retoña y se renueva, vida posada sobre la flor que en sus pétalos guarda celosa una gota de agua, una gota que refleja un rayo de sol y en reverencia deja caer al suelo, como asiendo su parte, dejando que la tierra haga la suya.
Cual sol fueras, enfrenta la tormenta y cual ingenuo fueras, atado a una sutil firmeza proclama “disfruta tempestad tu momento que mi tiempo llega”