viernes, 17 de julio de 2009

Un amante viajero.

Un amante viajero: por Cesar A. Ramos.


Era un amante viajero, andaba de un lugar a otro en busca de aventuras, era su vida llena de sueños y encontrar quien lo amara era su gran anhelo.

Un dia llego a un lugar, el lugar mas bello que sus ojos pudieran ver; los arboles, las flores y el canto de las aves creaban melodías a sus oidos, una tarde hermosa entre bellas flores y calido sol.

Al horizonte la joven mas bella que jamas ojos vieron alguna vez, se hacerco a ella para preguntar su nombre y al saludarla apreto su mano y en un minuto de silencio su mirada penetro como puñalada en su pecho. Me llamo Estrella susurro en sus oidos! Pregunto el suyo y contesto ¡Viajero!

Tres días, tres días allí solo pudo estar; su pelo lacio color castaño, ojos marrones y piel canela, su pelo llegaba a la cintura y sus labios carnosos lo hacían perder bajo un rayo de luna, sus manos tiernas acariciaban su rostro, tanto llego a conocerla que llego a amarla y por culpa del destino tuvo que dejarla.

Se fue sin que ella lo supiera, no dijo nada por temor a que doliera; aquella noche ella dormía mientras el contemplaba su belleza y aquella sonrisa que aun dormida se dibujaba en su rostro. El lloraba mientras la luna hacia brillar las lagrimas que corrían por sus mejillas, el lloraba al pensar que aunque lo había tenido todo nunca tuvo alguien como ella, aquella estrella que como ella no había flor tan bella y su aroma OH! Aquel olor a rosas mañaneras, aquellas manos que con dulzura acariciaron su rostro, su piel que al tocarla lo hacían perder entre la pasión y la lujuria, OH! Que dulzura y pensar que nunca más volvería a ser suya.

En un arranque desesperado corrió, corrió como caballo desbocado, sin mirar a tras corrió desesperado, trato de ser fuerte y contener su llanto mientras corría bajo la resplandeciente, luna que le gritaba ¡vuelve! Las estrellas le recordaban su nombre, sentía que su pecho se partiría en dos, sin siquiera poder abrir sus labios, callo sobre sus rodillas en aquella larga y angustiosa noche y allí lloro, lloro sin encontrar consuelo, al mirar a su alrededor sintió el frío abrasador que trae consigo la soledad, deseaba tener frente a el aquella calida mirada, convencido entonces se levanto y corrió, lleno de emoción podía escuchar la canción del amor.

Al llegar la encontro aun dormida con aquella sonrrisa dibujada en su rostro, se quedo a su lado contemplando mientras ella dormia y agradecido de Dios por el tesoro que en frente tenia, agradecido de la luna por gritarle buelve, de las estrellas por recordarle su nombre, el aun llorara, no de desesperación sino de alegria y al depuntar el alba ella abrio los ojos y al levantar la mirada lo vio con sus mejillas humedas como evidencia de su llanto, ella pregunto ¿Qué te sucede? Y el le contesto ¡nada mi amor, nada! En ese momento la tomo la mano y caminaron juntos y sin decir nada por aquel inmenso jardin al romper el silencio el la miro a los ojos y con voz estridente grito a los cuatro vientos ¡adios aventuras adios a los sueños no quiero ser mas un amante viajero!

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