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miércoles, 28 de noviembre de 2018

DETRÁS DE ALGO SIMPLE


“También da a la gente como nosotros, a la gente común y corriente, a la gente sensible, palabras para expresar lo fundamental de lo cotidiano que es el encuentro y el desencuentro  del amor, de la muerte, el deseo, es decir, las cosas pequeñas y esenciales de la vida” Hugo Gutiérrez Vega.
"Detrás de algo simple podría haber una gran lección"

Por: César Ramos.
Íntimo the blog.
Thinker GROUP.
Quiero compartir con ustedes algo que me ocurrió durante mi hora de almuerzo frente a un establecimiento de expendio de comida.  Una joven la cuan no había visto hasta ese preciso instante, me sorprendió cuando me abordo sin previo aviso haciendo una petición: “déjame ver tu lapicero” Me dijo; a lo que reflexione “a lo mejor me está confundiendo con alguien más” ella replico. Ella interrumpió mi pensamiento “deja ver tu lapicero” replico una vez más. La mire y le mostré mi lapicero… a lo que ella dijo en tono arrogante; a no me interesa… yo me mostré confundido… ella continuo: desde allá, (refiriéndose al lugar donde se encontraba antes de abordarme); estuve observando ese lapicero, pensé que era un lapicero de ejecutivo, pero ya veo que no… ¿Qué tiene que eso con mi lapicero? Le pregunte; nada! contesto… es que yo colecciono lapiceros-continuó diciendo; tengo como noventa lapiceros pero todos son de ejecutivos y ese es un lapicero muy común... le dije; toma mi lapicero ponlo en tu colección. Replico no! ¿Por qué no? Le pregunte. Continuo haciendo una pregunta ¿Qué crees que aria yo con ese lapicero? Me pregunto, conteste; no sé…, a lo mejor ponerlo con los demás…. Replico; No! Los lapiceros que tengo valen mucho, ¿tu te imaginas como se vería ese lapicero entre los demás, mi colección de lapiceros es como de 100 lapiceros y aun siento que no tengo nada, si pongo ese lapicero con los demás, seguro que le arian buling… y así continuo con tono arrogante... Intente decirle que el valor de las cosas no estaba en las apariencias y que tal vez mi lapicero así de simple había logrado mucho más que su interminable colección de lapiceros de ejecutivos porque este me había servido para escribir algunos de los temas que de seguro han alcanzado incontables vidas. Ella simplemente refuto mi punto de vista y no quiso escuchar nada más. Al partir susurraba; “yo colecciono lapiceros, olvídalo, tu lapicero no me interesa, es muy simple… finalmente le dije; tienes toda la razón y la deje partir sin más.