“También da a la gente como nosotros, a la gente común y corriente, a la gente sensible, palabras para expresar lo fundamental de lo cotidiano que es el encuentro y el desencuentro del amor, de la muerte, el deseo, es decir, las cosas pequeñas y esenciales de la vida” Hugo Gutiérrez Vega.
"Detrás de algo simple podría haber una gran lección"
Por: César Ramos.
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Quiero compartir con ustedes algo que me ocurrió durante mi hora de almuerzo frente a un establecimiento de expendio de comida. Una joven la cuan no había visto hasta ese preciso instante, me sorprendió cuando me abordo sin previo aviso haciendo una petición: “déjame ver tu lapicero” Me dijo; a lo que reflexione “a lo mejor me está confundiendo con alguien más” ella replico. Ella interrumpió mi pensamiento “deja ver tu lapicero” replico una vez más. La mire y le mostré mi lapicero… a lo que ella dijo en tono arrogante; a no me interesa… yo me mostré confundido… ella continuo: desde allá, (refiriéndose al lugar donde se encontraba antes de abordarme); estuve observando ese lapicero, pensé que era un lapicero de ejecutivo, pero ya veo que no… ¿Qué tiene que eso con mi lapicero? Le pregunte; nada! contesto… es que yo colecciono lapiceros-continuó diciendo; tengo como noventa lapiceros pero todos son de ejecutivos y ese es un lapicero muy común... le dije; toma mi lapicero ponlo en tu colección. Replico no! ¿Por qué no? Le pregunte. Continuo haciendo una pregunta ¿Qué crees que aria yo con ese lapicero? Me pregunto, conteste; no sé…, a lo mejor ponerlo con los demás…. Replico; No! Los lapiceros que tengo valen mucho, ¿tu te imaginas como se vería ese lapicero entre los demás, mi colección de lapiceros es como de 100 lapiceros y aun siento que no tengo nada, si pongo ese lapicero con los demás, seguro que le arian buling… y así continuo con tono arrogante... Intente decirle que el valor de las cosas no estaba en las apariencias y que tal vez mi lapicero así de simple había logrado mucho más que su interminable colección de lapiceros de ejecutivos porque este me había servido para escribir algunos de los temas que de seguro han alcanzado incontables vidas. Ella simplemente refuto mi punto de vista y no quiso escuchar nada más. Al partir susurraba; “yo colecciono lapiceros, olvídalo, tu lapicero no me interesa, es muy simple… finalmente le dije; tienes toda la razón y la deje partir sin más.
Muchas personas tienen una tendencia a subestimas las cosas, incluidas aquellas personas que le rodean, muchas veces hasta ellos mismos, ya sea que fueren guiados por las apariencias o por las propias expectativas, el resultado de su valoración resulta ser por debajo del valor real de las cosas. Asignar un valor a los demás o a los objetos guiados por las apariencias, sin tomar en cuenta sus otras cualidades como su trayectoria o su historia, además de los aportes que hayan hecho, es un error que cualquiera de nosotros pudiera estar cometiendo en este mismo instante aun sin saberlo, pero algunos aun sabiendo que están en un error, prefieren seguir a delante debido a que su nivel de neurosis no les permite retroceder y reflexionar sobre su comportamiento.
Muchas veces perdemos de vista el verdadero valor de los objetos y el valor de las demás personas, muchas veces nos infravaloramos a nosotros mismos y queremos ocultarlo detrás de un falso aire de grandiosidad. ¿Por qué nos ocurre esto? Nos ocurre cuando carecemos de objetividad: cuando no indagamos sobre sus cualidades, o sobre su trayectoria, sus aportes etc. A lo mejor un tornillo parezca ser insignificante frente a un avión, sin embargo tal vez ese tornillo sea lo único que mantenga unidas todas partes importantes del mismo. A lo mejor vemos a alguien y pensemos que no es importante porque no lo conocemos y sin embargo a lo mejor estamos vivos porque el o ella puso de su parte para hacer posible que en nosotros se produjera el milagro de la vida. Alguien tal vez donara su sangre, alguien del otro lado del mundo estará fabricando el teléfono que usaras dentro de un mes etc. Es posible que su gran colección de lapiceros sea un gran tesoro para ella, pero de nada serviría si no tiene una gran historia que contar, mi lapicero es simple pero si ella se hubiera detenido a conocer su historia es posible que reconociera su verdadero valor y supiera darle el lugar que se merece. Este simple objeto como ella lo llamo, forma parte de las herramientas que utilizo para escribir temas que impactan vidas, si ella supiera esto a lo mejor cambiara de opinión.
He leído que entre la gente intelectual, sobre todo entre profesores de prestigiosas universidades del mundo tienen como tradición dar su lapicero o pluma a un compañero en señal de reconocimiento por su valor y su trayectoria. Aquellos que escribimos, sabemos el valor que representa un cuaderno de anotaciones o un lápiz o lapicero, lo valoramos tanto que sentimos gran recelo por lo mismo, porque son una extensión de nosotros mismos, incluso llega a existir una conexión emocional entro uno y el objeto. Pero para el observador distante es difícil comprende su valor.
No descartemos algo hasta no conocer su verdadero valor, no subestimemos a nadie o a algo por su apariencia o por su valor asignado, el verdadero valor de las cosas está en su experiencia, en su trayectoria, en sus aportes. Gracias por visitar este espacio, y como acostumbro: te invito a disfrutar de todo el contenido que encontraras en intimo te blog, espero que este tema haya servido como una reflexión para todos nosotros y que nos haya dejado una valiosa enseñanza. Gracias y hasta una nueva entrega. No olvides compartir este tema y otros temas de interés con tus amigos y familiares, deja tus comentarios al pie de esta publicación. Muchas gracias y que el señor bendiga sus vidas de una forma especial.
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